"Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi nada hombre."
Martín Adán

lunes, 22 de febrero de 2010

A oscuras y con prisa

Quien hoy se ocupe del mañana se ocupa en no hacer nada
del Manifiesto del realismo , 1920

A veces creo que me estoy haciendo viejo porque me doy cuenta de que pienso demasiado en el pasado. Si me pongo romántico puedo decir que no me gusta el presente, que me aburre y que más de la mitad de los días no me gustan como son; casi nunca miento cuando me pongo romántico. Aun así debo reconocer que los pequeños ratos con mis amigos, las buenas películas, los buenos libros y la buena música valen cada uno de los segundos de sinsentido que se acumulan por trillones. ¿Sinsentido? Válga la contradicción, tengo que decir que tampoco quiero buscarle sentido a mi futuro. Sí, sí, hay muchísimas cosas que quiero hacer, hay muchísimas cosas que no quiero que se quedan sin palomita en mi lista cuando muera y hay muchisísimas cosas que me gustaría que pasaran aunque sea un “gustaría” bastante desesperanzado. Todo depende de ti, todo depende de mí, soy un individuo pero NO, hay cosas que (no me chingues) no puedo cambiar, puedo intentarlo, pero no lo voy a lograr. ¿Qué qué cosas son esas? Pues nada, esto no se trata de exhibir mis traumas. A lo que te truje: el futuro me interesa pero no como un camino que seguir, ni siquiera como un rally con pistas, me interesa como la isla virgencita (de cuándo no había satélites) que se puede explorar sabiendo que a la vuelta te puede esperar la muerte, el arrancapiernas o una casita hecha de caramelos, pero sabiendo sobre todo, que no sabes qué es lo que te espera. Me interesa ir hacia allá porque aquí ya me estoy aburriendo. Claro que soy un explorador lleno de expectativas, pero llevo la mochila bastante flaca y no abro demasiado los ojos, me gusta andar medio a tientas, porque así sientes más cosas.

viernes, 19 de febrero de 2010

Del bebop al beat

Texto aparecido sabrá dios cuando (pero hace mucho) en la página de internet de la revista Marvin:

Rivulets of trickling ecstasy
From the alabaster pools of jazz
Where music cools hot souls
Jazz Chick, Bob Kaufman




Los padres fundadores recibieron, a las orillas del Mississippi, esclavos en harapos, con las manos vacías y listas para chambear. África estaba lejos y allá se habían quedado las familias y las tribus, las tierras conocidas y los instrumentos. Pero el afroamericano siempre llevó el ritmo en algún lado lejos de sus harapos o entre sus dedos y, en sus pocos ratos libres, los esclavos comenzaron a usar la voz como el principal instrumento para amenizar rituales religiosos y sexuales. Más tarde improvisaron tambores imitando las estructuras de los bimembranófonos y dando vida a nuevos sonidos y, mucho más (demasiado) tarde, la guerra civil les dio la libertad de adquirir los instrumentos del hombre blanco. Los negros fueron añadiendo, o incluso supliendo, al primer instrumento (la voz) por instrumentos inventados por los blancos pero conservando siempre la esencia rítmica de sus genes. Mientras tanto un grupo de escritores predominantemente blancos quitaría de nuevo los instrumentos y se apropiaría de la oralidad original para impregnar de aquel ritmo salvaje las páginas de una de las vanguardias poéticas estadounidenses más transgresoras y significativas de la segunda mitad del siglo pasado: el beat.
Como respuesta a la comercialización y acartonamiento del jazz en la época de oro del swing, algunos músicos decidieron que las Big Bands podían llevarse entre todas sus patas el espíritu rítmico fresco que ellos necesitaban. Tras desvincularse de estas orquestas, músicos como Charlie Christian o Earl Hines empezaron a mostrar que con buena técnica la velocidad y la improvisación podían darle nueva vida al jazz. En el Minton’s Playhouse de Harlem se comenzó a dedicar las tardes de los lunes para “jam sessions” y por ahí fueron llegando poco a poco jazzistas como Thelonious Monk, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Miles Davis y muchos otros. Entre ese desenfrene se dio a luz y bautizó al bebop.
¿Qué es el bebop? Charlie Parker dijo que “Es el sonido que emiten las cabezas de los negros cuando son apaleados por la policía en las manifestaciones” mientras Dizzy Gillespie con mas cordura aclararía simplemente “Es la manera como mis amigos y yo sentimos el jazz.” Lo que es un hecho es que a viejos músicos y críticos el bebop no les entraba por ningún lado y muchos de sus representantes fueron incomprendidos y por lo tanto despreciados. Las líneas melódicas se extienden pero sobre todo se vuelven mucho más versátiles que en cualquier estilo anterior de jazz. Además, el bebop permite a los músicos improvisar más durante los solos y a los percusionistas hacer variaciones para ser algo más que acompañamiento. Es un ritmo libre y fresco que se vuelve frenético y roza la locura, justo lo que un grupo de jóvenes rebeldes necesitaba para catapultar su imaginación.

demasiado largo asi que aqui está :
Texto completo