"Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi nada hombre."
Martín Adán

jueves, 3 de marzo de 2011

Probando los buenos aires

A Buenos Aires llegué bien cansado porque el boleto de tren me costó 21 pesos lo que significa muy barato lo que significa no muy cómodo. En mi vagón iba la gente que se ve que ya le sabe porque iban preparados y en cuanto se apagaron las luces ¡pum! se aventaron al piso y se repartieron y seguro descansaron muy bien. Yo tenía la esperanza de que el que compartía mi asiento se echara al piso y al parecer el esperaba lo mismo de mí pero ambos nos decepcionamos y tuvimos que dormir sentados. Me gustó el viaje en tren de todas formas y no me molestaba despertarme cada vez que sonaba la campanita que significaba que estabamos en algún cruce en el que habían hecho frenar a los coches. Me dicen que en auto se hacen dos horas de Rosario a Buenos Aires, yo hice más de siete. Por suerte después de tomar el subte y llegar al hostal me recibió la buena noticia de un desayuno completo comparado a lo que me había acostumbrado y una cama disponible a pesar de que aun no era hora de checar la entrada.
Desayuné y me instalé pero no pude dormir así que me fui a caminar y conocí los lugares principales del, la plaza de mayo, la casa rosada, la catedral y anduve por las calles para entrar en ambiente. Como estaba muerto me fui al hostal a bien morir en mi cama y ya con un pequeño plan para el dia siguiente.
El pequeño plan era ir a Tigre, en tren de nuevo pero este tren es como metro por afuera, osea bastante bueno. Tigre es a una hora de Buenos Aires y ahi me encontré de nuevo con el Paraná y sus forajidos pescadores entre los que se encontraban niños que gustaban de nadar en esas peligrosas aguas. También me encontré con los de plata que andan en canoas profesionales remando y remando solitos y los de no tanta plata que andan en balsas bien padresde madera que se llaman Mi negra y llevan a su perro a pasear por el rio. Tigre está bonito porque es tranquis y te puedes pasar 5 horas caminando y no te das cuenta hasta que te duelen las pantorrillas y es hora de regresar. Mucho mucho que ver no hay pero tampoco hace falta, hay mercaditos de artesanías pero el verdadero plan, no solo mio sino de los que viven ahí, es estar dando la vuelta por la orilla del rio y sentarse en los jardines y levantar y seguir dando la vuelta. También si quieres pagas por subirte a un barco pero si no quieres no hace falta y afuera puedes platicar con los señores pescadores. A algunos no les gusta que haya tanto niño nadador porque entonces viene la poli y ya no puede pescar nadie.
Asi tranquilos y paseantes fueron mis primeros dias y asi han sido los siguientes pero eso luego lo detallo después.

2 comentarios:

  1. Palo, tus últimas dos crónicas hacen que me muera de envidia por no estar allá. Oye escríbele al Maic y dile que te de el contacto de alguno de sus conocidos en Argentina, igual te lanzas al ensayo de alguna banda, y también me pidió que le escribieras.

    Saludos y un abrazo juerte.

    P.D. Bébete diez Quilmes por mí.

    ResponderEliminar
  2. o que me muera de envidia por estar allá, la emoción afecta mi sintaxis... Y a propósito de emoción ¡Que llega la postal de las cholitas luchadoras! Cabrón, es bien extraño recibir una postal desde tan lejos, arrugada, con rastros de lluvia o algún líquido derramado por algún cartero (mientras no sean mecos todo está muy bien. LA experiencia de la postal, única, tan extraña como tu letra que supera mi mala letra, pero me entretuve descifrándola. No me quiero poner cursi, pero casi lloro te imaginé escribiéndola y pude sentir un poco la emoción de conocer otros lugares... tendremos que ir juntos a las luchas de cholitas y gritarles que quiero que tengan mis hijos. Se te extraña aunque me gustaría que estiraras el viaje a más no poder también espero que regreses y bebamos y me cuentes ¡toooodoooooo, ñero! Un abrazo y un beso, hermano.

    ResponderEliminar