"Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi nada hombre."
Martín Adán

lunes, 2 de noviembre de 2009

skull

Llevo todo el día intentando hacer un ensayo para la escuela aunque lo que más bien he ido intentando es no hacerlo.
Siempre he sido un lector voraz; desde que aprendí a leer he tenido un libro en proceso y no recuerdo ninguna temporada larga en la que me alejara de las letras. Sin embargo, tampoco recuerdo uno sólo de los libros que me dejaron leer en la secundaria o la preparatoria y la razón es simple, nunca los leí. Cuando empecé a estudiar literatura me asustaba dejar de disfrutar la lectura por verla como un sinónimo de escuela. Nunca me gustó la escuela.
Desde que entré a la universidad me he saltado algunas lecturas pero debo reconocer que la escuela me ha acercado a cosas a las que yo le daba la espalda y que me han sorprendido. También hay muchas (como lo de hoy) que me atraen tan poco como las células que estudiábamos en biología de prepa. Pero es más larga la lista de cosas que he descubierto gracias a la escuela e incluso tengo una buena lista de cosas que no he leído por huevón y que, después de una buena clase, he anotado en mi lista de arrepentimientos (algunos ya los he compensado con sabrosas lecturas sin compromiso). ¡Eso es! No me gusta el compromiso ni hacer nada por obligación, soy un contreras nato y un inmaduro orgulloso.
Gracias a los buenos escritores y a algunos buenos amigos que me han acercado a ellos la lectura sigue siendo tan rica como antes. Tengo excelentes recuerdos de haberme volado clases para ir a la biblioteca central a leer alguna novela contemporánea que enrojecería a más de un profesor y compañero pretencioso. Durante toda la carrera han estado presentes las ganas de desertar y dedicarme a esas lecturas pero conforme avanzo la decisión parece tener menos sentido. Me gusta esa idea romántica de arriesgar la vida por la literatura pero creo que la universidad tiene grandes ventajas y que cada quien le exprime el jugo que le conviene. Yo he conocido a grandes personas con las que el camino que he elegido va a ser más divertido y menos solitario y he ampliado mi horizonte de lecturas y por lo tanto de placer. Esas dos cosas hacen que no me arrepienta de la decisión de haberle dado el gusto a mis padres de estudiar una licenciatura y en un semestre voy a tener la oportunidad de elegir entre más caminos de los que tenía hace casi cuatro años. Todavía tengo ganas de pasar un tiempo dedicándome a vagar entre las estantería de la biblioteca central (tiene que ser en la UNAM).
Llevo todo el día intentando hacer un ensayo para la escuela aunque lo que más bien he ido intentando es no hacerlo. Me logré escapar unos minutos pero ahora tengo que hacer lo que no me gusta porque ha llegado de la mano de lo que me gusta.

1 comentario:

  1. awww eres un cursi, pero hasta eso tienes razón... a mi tampoco me gusta la escuela pero por algo la elegimos ¿no?

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